Quería contar el tiempo que tardo en recorrer las líneas de tus manos sin mirarlas.
Quería
Pero el otoño me ha parado las prisas,
y las risas.
Todas las caricias que estábamos dispuestos a probar.
La lluvia tan inmune
tú bailando bajo su techo,
yo bailando bajo su techo.
y ella bailando bajo otro techo.
La lluvia tan tú,
yo tan tú,
y tú tan ella.
Contigo pienso escribir los mejores versos a aquel que sepa escucharlos.
Se muere más de amor que de vicio,
aunque para el caso es lo mismo pero más divertido.
Eres la única cura contra este cáncer de locura que me llega por septiembre.
Eres el vaso medio vacío que nadie se atreve a terminar.
Crucé todos los mares y puedo asegurarte que no encontré unos ojos como los tuyos,
o unas miradas como las nuestras.
Ni una caída de hojas comparada con las que tienes tiradas por casa.
Esas que hablan de amores impasibles.
De amores
y de imposibles.
De héroes acabados
y finales sin acabar.
Y otoño tan propenso a la poesía.
Y yo tan propensa a la locura.
Tú, claro está, las tienes ambas.
