sábado, 31 de enero de 2015

Me llaman poeta






Hoy me e levantado con ganas de fastidiarte de la mejor de las maneras.
Con las ganas que me supone hacerte cómplice de esta estrella, que resuena primevera con la combinación  de tu leve carcajada.

La peor parte de mi desea hacerte egoísta conmigo. La mejor, en cambio, acabarte con los nervios de una reconquista.
Puedo construir muros resistibles a cualquier cosa, a cualquier cosa menos a tu más sutil suspiro.

Me llaman poeta cuando me ven retratar esta imperfección de persona en el verso más bonito. No ven lo que hay detrás de tantas palabras rotas por el estruendo que origina nuestra estrella al chocar contra esa genialidad que se llama tu sonrisa.

Nadie sabrá nunca acerca del placer de escuchar una buena canción, con doble sentido o sin el, contigo o sin ti.

Animarte a soñar con extrañas personas y mejores paisajes. Con volar al pais de nunca jamás, solo para escaparte un minuto y ver lo que realmente es la verdadera belleza. Rescatar princesas en castillos perdidos y perderte entre los más extensos mares.
Luego, que me cuentes lo increible que a sido y hacerme escribirlo en un poema más increible aún si cabe.
Que llores al leerlo y se caiga el último pétalo que indica que el otoño ya está aqui.

Solo hazme poeta y complice de todo lo que tenga que ver contigo. Por favor.

domingo, 25 de enero de 2015

El arte de enamorarte


Ya llegamos otra vez tarde a cuanquier parte. También tu vas con retraso, como las nubes caprichosas y perezosas que no dejan que veamos el sol. Hoy son de esas y además han empezado a llorar.

Hoy quería hablar de un arte que te hiela hasta quemarte y te parte todos los esquemas. Es el arte que va aparte y que te envuelve en intervalos de una locua inminente. Es el arte de enamorarte.

Podría compararte con la sensación de un primer día de colegio, la última noche del verano, o el beso que jamás has dado pero has llegado a disfrutar. Así que hazte a la idea.
Nunca te diré lo fascinante que me resulta verte bailar hasta volar y desafiar toda ley escrita en tus pupilas. Puedo disimular la torpeza de no saber andar cuando te veo, la piel de gallina y la sonrisa persistente, pero de qué me serviría.

Las nubes siguen llorando y el invierno y el frío han llegado antes que tú.
Deja de bailar y ven a compartir este arte, a enamorarte una y otra vez, a resonar primavera con tantas ganas. Déjame amarte y obligarte a probar la locura inminente que supone este arte, esta perfección e inperfección de arte.

Perderás el norte y el sur, la cabeza e incluso la cordura, pero valdrá la pena tantos otoños deshojando primaveras, y tantas primaveras esperando otoños, para al final tener el mejor ramo que jamás hayas visto, y entregárselo a la persona que haya parado tu tiempo para que al final consiguieses llegar.

Y esto amigos, es el mejor arte.
El arte de enamorarte.

miércoles, 7 de enero de 2015

Chica Huracán

 


Con los ojos empapados te estoy sintiendo, como un remolino inconfesable a tiempo perdido, que no para de dar vueltas a tu alrededor para recordarme lo mucho que me has dolido. No quiero ni pensar en lo que ya hemos andado, para reservarme por lo que aún nos queda.
Ahora que sé que cual es nuestra cancion favorita, esa con una melodia inigualable, como lo que somos. Te retrato en este verso, porque me a parecido. Y me han desaparecido las ganas de salir a gritar que no, que ya no, que no vuelvas, revolviendome todo y llevandote contigo cada trozo de mi.

Cuando vengan reclamando lo que ya no es suyo, parate y recuerdarte lo increible que eres, y la poca falta que te hace de que ellos te lo digan. Pasate de largo, mirales con superioridad, porque la tienes y ellos lo saben.
Diles que eres preciosa, que ya no eres una pieza de sus juegos, que perdieron todo derecho cuando apostaste por ti.

No dejes que nadie te desarme, Que nadie te quite tu arma más letal, que nadie te quite la sonrisa.
No consientas que nadie sea capaz de no hacerte sonreir.
Porque tú, chica huracán; teniendo tantas razones para ser calma, decidiste arrasar con todo a tu paso. Por eso eres increible. Sí, tú. Que detonas muros y corazones con solo chascar los dedos.
No vuelvas a dejar que nadie te diga que no estas preciosa, porque no te han visto, pero sin embargo, lo saben.