jueves, 9 de julio de 2015

Aterrizar





La poesía es la alegría de volar a casa.
De citar nubes con el color de una puesta en tu pelo, cuando las margaritas me ahogan.

Uno es poeta un sábado por la noche y un miércoles a cualquier hora.
Es poeta cuando oye llorar a un niño y cuando ve reír a una madre.
Cuando muere el invierno.
Cuando el viento te busca las cosquillas y el corazón abraza la razón para no caer.

Las palmas de tus manos salvaran la lágrima de todo aquel que no ha llorado.
Los que no lloran afirman cuanto corrompen tus manos cuando saben a libertad.

La risa incandescente de quien no puede parar de bailar.
Las grietas de tus labios por las que cualquier hombre se hubiera descubierto a si mismo.
Volver  a caer en un pozo alentador.
Volver a imaginar dos mil maneras de salir de tu agonía.
Volver a volver.

No afirmo cuantos firman por una sonrisa tuya.
No digo cuanto arriesgan por no verte triste más.

Suena el viento ausente y no sé si mañana será mañana o tus mejillas mi propio sol.
Pero nos comeremos el mundo con el ansia de ser pájaro en mano si son las tuyas las que me sostienen.

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