jueves, 24 de diciembre de 2015

Escuchando la lluvia



Diciembre se ha cernido sobre nosotros y nos impide respirar.

El cielo está triste, ya no nos aferramos como antes.
No siento el peso de tus latidos,
no soy yo,
no soy,
no.
El cuerpo es un recipiente vacío que juega a extinguirte
y el recuerdo te llena lo suficiente para seguir vivo
y la nostalgia te araña lo suficiente para no despertar.

El cielo llora y no le encuentro sentido a este montón de letras desordenadas que nunca nos preocupó ordenar.
Nos consumimos con el aliento del otro, sin preocuparnos de guardar el nuestro antes.
Nos aferramos a la desesperanza de un beso de despedida,
al vacío de un pañuelo cabalgando las tristezas de los desamparados en el aire de una estación.

Ni la lluvia ni el frío fueron nunca lo mio, pero ultimamente, lo único que me queda es que aparezcas,
buscando una mano que entrelazar entre tanto invierno,
un abrazo que te seque la ropa despues de una tormenta,
un beso que te deshiele unos labios cansados de esperar.
Una vida,
otra,
y otra mas,
y seis.
Y decirte a la séptima lo mucho que te he extrañado,
cuánto lamento no ser gato para poder esperar.
Deja de esconder las penas tras un gorro y sonríele a la vida, enséñales que ni la nieve mas blanca se compara con tu delicada sonrisa.

No sigas evitándome, al fin y al cabo hace tiempo que ninguno sabe a donde va.






viernes, 28 de agosto de 2015

Mar de otoño




Quería contar el tiempo que tardo en recorrer las líneas de tus manos sin mirarlas.
Quería
Pero el otoño me ha parado las prisas,
y las risas.
Todas las caricias que estábamos dispuestos a probar.

La lluvia tan inmune
tú bailando bajo su techo,
yo bailando bajo su techo.
y ella bailando bajo otro techo.
La lluvia tan tú,
yo tan tú,
y tú tan ella.

Contigo pienso escribir los mejores versos a aquel que sepa escucharlos.
Se muere más de amor que de vicio,
aunque para el caso es lo mismo pero más divertido.

Eres la única cura contra este cáncer de locura que me llega por septiembre.
Eres el vaso medio vacío que nadie se atreve a terminar.

Crucé todos los mares y puedo asegurarte que no encontré unos ojos como los tuyos,
o unas miradas como las nuestras.
Ni una caída de hojas comparada con las que tienes tiradas por casa.
Esas que hablan de amores impasibles.
De amores
y de imposibles.
De héroes acabados
y finales sin acabar.

Y otoño tan propenso a la poesía.
Y yo tan propensa a la locura.
Tú, claro está, las tienes ambas.





jueves, 9 de julio de 2015

Aterrizar





La poesía es la alegría de volar a casa.
De citar nubes con el color de una puesta en tu pelo, cuando las margaritas me ahogan.

Uno es poeta un sábado por la noche y un miércoles a cualquier hora.
Es poeta cuando oye llorar a un niño y cuando ve reír a una madre.
Cuando muere el invierno.
Cuando el viento te busca las cosquillas y el corazón abraza la razón para no caer.

Las palmas de tus manos salvaran la lágrima de todo aquel que no ha llorado.
Los que no lloran afirman cuanto corrompen tus manos cuando saben a libertad.

La risa incandescente de quien no puede parar de bailar.
Las grietas de tus labios por las que cualquier hombre se hubiera descubierto a si mismo.
Volver  a caer en un pozo alentador.
Volver a imaginar dos mil maneras de salir de tu agonía.
Volver a volver.

No afirmo cuantos firman por una sonrisa tuya.
No digo cuanto arriesgan por no verte triste más.

Suena el viento ausente y no sé si mañana será mañana o tus mejillas mi propio sol.
Pero nos comeremos el mundo con el ansia de ser pájaro en mano si son las tuyas las que me sostienen.

miércoles, 1 de abril de 2015

Rosa


Solo venía a contarte que envidia me dan las calles cuando pasas distraída.
Como la vida te sonríe cuando sales a voltearla con esa falda, niña.
Que cada marzo te quiero un poquito más.

Te pediría mil veces que me llevaras a esas alturas donde tengo la mejor vista. De tus ojos, claro.
Y te escucharía mil veces, también, cuando despiertas a Perséfone con tu dulce voz.

No subestimé nunca el poder que tenía su risa cuando no paraba de llover.
Y aquí me encuentro, en el lugar donde las flores lloran su nombre.
Donde los pajaros ya no cantan.
Donde el viento la recuerda aún

Te gusta jugar al escondite con la luna y acariciar a la suerte. Y me parece la forma más bonita de mostrarme cuanta poesia tienes entre los dedos.

Tienes la facilidad de un crío cuando haces que todos los problemas se esfumen con solo bailar.
No vas a engañar a nadie con esos labios que pintan tulipanes cuando lanzas besos y vistes de oro el cielo.
Las dos sabemos que es 21 de marzo todos los días que tus caderas citan a Bécquer, pequeña.

Solo venía a contarte, a cantarte. Jugar al descarte de tus pétalos con el rocío que corre por tus mejillas
cualquier día de estos.
Me dicen que te llaman Rosa.
Y no me extraña.
Eres preciosa.

sábado, 14 de marzo de 2015

Mañana de Marzo




Es como un poeta, con alma de poeta, con vicios de poeta.

Su vida no es censura comparada con esa cesura de caderas, con ese corazón de madera.
Con esa manera que tiene de hacer resurgir la primera sin llegar a ser marzo. Y qué primavera. Estación donde los poemas dejan de ser tan tú, para ser más ella; donde ellos, melancólicos, alcohólicos, te llenan el alma por cada pétalo que renace.

Hasta el mismo cielo se ha vestido con la intención de abrumarte, cariño.

Adelante, vuela. Guerrero de las letras, combatiente del espíritu más locuaz.
Porque poético o poética, me hace perder la métrica de tan desordenada esencia.
Por concebir la lírica con tantas ganas. Por echarle un pulso a la suerte, que pasaba de casualidad y volver para ver emerger el sol una vez cualquiera de una mañana de marzo. Te estimo.

La naturaleza  hoy se ha puesto de acuerdo para mostrarte su mejor sonrisa y, osado, acercarte más a tocar el cielo, hacerte modelo de latidos desordenados y entender que no todos los inviernos son fríos, ni todo lo que brilla es oro. Hasta los pájaros consiguen seguir el ritmo de tus versos de cristal.

Y bueno, valiente, me voy con la seguridad de que veremos más veces ponerse el sol.
                                                                                                                                         De nuestra parte.

martes, 17 de febrero de 2015

Conquista




Me apetece salir a conquistarte. Pedirte como deseo con cada una de tus pestañas, una, y otra, y una última vez, hasta no terminar.

Te veo como ese pirata que surca los mares en su preciado barco en busca de algún tesoro escondido.
Tu tesoro no es más que cada verso en el cual te he pronunciado, aunque tú no lo supieras.
Nose aún de donde sacaré la fuerza con esta débil fortaleza, que me destruyes con cada uno de tus latidos.

Muéstrame como tu acción interior. Hazme guardar los trocitos de nuestra conquista para enmarcar este puzzle en tu pared y que así te acuerdes de mi. Déjame compararte una última vez, por hoy.
Eres una gran victoria para tan desesperada alma, y un acantilado de narices donde lanzarse cada noche a vencer los miedos que me supone tu pérdida. Prefiero lanzarme a tus brazos antes que a cualquier precipicio. Matarte a besos, de esos que te llenan el alma, y estrujarte en tantos abrazos como tiempo tengamos para no soltarnos.

Me harías plantar mi bandera en tu maldita casa, para demostrar a todo el mundo la conquista que me supones. Tienes un sitio de honor en mi colección, junto al primer día que accediste a pasear conmigo en el viejo parque que hoy día me recuerda a ti, y quien sabe qué cosas más.

Que te quiero de cualquier forma menos lejos. Nunca e probado la sensación de echarte de más y espero no tener que hacerlo nunca. Definirme como sentimental es decir poco de esta poeta, que escribe con la tinta que le cala el corazón y no puede parar de explotar versos cada noche. Pienso buscarte siempre, porque por ti, tesoro, derruiría mi fortaleza, solo para acercarme un poco más y sentir el calor que me abrasa en estas tardes de invierno.

Con la última pestaña te pedí un solo abrazo, pero qué abrazo.
Porque contigo, pirata, pienso conquistar Roma. Y lo que nos venga.

sábado, 7 de febrero de 2015

Afrodita




Te haría estallar en una gran banda sonora, de no ser porque todo en ti ya es melodía.

Hazme víctima del compás de tus latidos, báilame con ese ritmo que te caracteriza, incítame a recordarte en cada verso.
Recítame cada uno de tus días y cítame en cada uno de tus libros. Léelos con la esperanza de que sea yo la protagonista que te salve de tan preciosa agonía. Que te haga recorrer todos los mundos en busca de unos labios que se aferran a un poema cuando no tienen forma de evadirse.
Descúbreme como la musa de tu cuento, cométeme como el peor de tus errores. Y date cuenta de que no habría forma de arrasarme, de no haber estado tú.

Despiértate a la mañana siguiente y, sin embárgo, odiáme. Odiame por arrebatarte tu tiempo y tu sonrisa, tus ganas y desganas, tu más simple suspiro.
Detestame porque por mi culpa escribes poesía, porque por mi culpa ya no tienes remedio.
Estima cada momento en el que no me recuerdes, porque vengo para quedarme y molestar todo lo que pueda. Y explotarte en cada uno de mis poemas.

Y no te darás cuenta de que he llegado hasta que ya no puedas aguantarlo más, y te lances al vacío de mi alegre desesperación.

Tengo la intensidad propia de un huracán. Diosa. Poderosa. Firma, Afrodita.

sábado, 31 de enero de 2015

Me llaman poeta






Hoy me e levantado con ganas de fastidiarte de la mejor de las maneras.
Con las ganas que me supone hacerte cómplice de esta estrella, que resuena primevera con la combinación  de tu leve carcajada.

La peor parte de mi desea hacerte egoísta conmigo. La mejor, en cambio, acabarte con los nervios de una reconquista.
Puedo construir muros resistibles a cualquier cosa, a cualquier cosa menos a tu más sutil suspiro.

Me llaman poeta cuando me ven retratar esta imperfección de persona en el verso más bonito. No ven lo que hay detrás de tantas palabras rotas por el estruendo que origina nuestra estrella al chocar contra esa genialidad que se llama tu sonrisa.

Nadie sabrá nunca acerca del placer de escuchar una buena canción, con doble sentido o sin el, contigo o sin ti.

Animarte a soñar con extrañas personas y mejores paisajes. Con volar al pais de nunca jamás, solo para escaparte un minuto y ver lo que realmente es la verdadera belleza. Rescatar princesas en castillos perdidos y perderte entre los más extensos mares.
Luego, que me cuentes lo increible que a sido y hacerme escribirlo en un poema más increible aún si cabe.
Que llores al leerlo y se caiga el último pétalo que indica que el otoño ya está aqui.

Solo hazme poeta y complice de todo lo que tenga que ver contigo. Por favor.

domingo, 25 de enero de 2015

El arte de enamorarte


Ya llegamos otra vez tarde a cuanquier parte. También tu vas con retraso, como las nubes caprichosas y perezosas que no dejan que veamos el sol. Hoy son de esas y además han empezado a llorar.

Hoy quería hablar de un arte que te hiela hasta quemarte y te parte todos los esquemas. Es el arte que va aparte y que te envuelve en intervalos de una locua inminente. Es el arte de enamorarte.

Podría compararte con la sensación de un primer día de colegio, la última noche del verano, o el beso que jamás has dado pero has llegado a disfrutar. Así que hazte a la idea.
Nunca te diré lo fascinante que me resulta verte bailar hasta volar y desafiar toda ley escrita en tus pupilas. Puedo disimular la torpeza de no saber andar cuando te veo, la piel de gallina y la sonrisa persistente, pero de qué me serviría.

Las nubes siguen llorando y el invierno y el frío han llegado antes que tú.
Deja de bailar y ven a compartir este arte, a enamorarte una y otra vez, a resonar primavera con tantas ganas. Déjame amarte y obligarte a probar la locura inminente que supone este arte, esta perfección e inperfección de arte.

Perderás el norte y el sur, la cabeza e incluso la cordura, pero valdrá la pena tantos otoños deshojando primaveras, y tantas primaveras esperando otoños, para al final tener el mejor ramo que jamás hayas visto, y entregárselo a la persona que haya parado tu tiempo para que al final consiguieses llegar.

Y esto amigos, es el mejor arte.
El arte de enamorarte.

miércoles, 7 de enero de 2015

Chica Huracán

 


Con los ojos empapados te estoy sintiendo, como un remolino inconfesable a tiempo perdido, que no para de dar vueltas a tu alrededor para recordarme lo mucho que me has dolido. No quiero ni pensar en lo que ya hemos andado, para reservarme por lo que aún nos queda.
Ahora que sé que cual es nuestra cancion favorita, esa con una melodia inigualable, como lo que somos. Te retrato en este verso, porque me a parecido. Y me han desaparecido las ganas de salir a gritar que no, que ya no, que no vuelvas, revolviendome todo y llevandote contigo cada trozo de mi.

Cuando vengan reclamando lo que ya no es suyo, parate y recuerdarte lo increible que eres, y la poca falta que te hace de que ellos te lo digan. Pasate de largo, mirales con superioridad, porque la tienes y ellos lo saben.
Diles que eres preciosa, que ya no eres una pieza de sus juegos, que perdieron todo derecho cuando apostaste por ti.

No dejes que nadie te desarme, Que nadie te quite tu arma más letal, que nadie te quite la sonrisa.
No consientas que nadie sea capaz de no hacerte sonreir.
Porque tú, chica huracán; teniendo tantas razones para ser calma, decidiste arrasar con todo a tu paso. Por eso eres increible. Sí, tú. Que detonas muros y corazones con solo chascar los dedos.
No vuelvas a dejar que nadie te diga que no estas preciosa, porque no te han visto, pero sin embargo, lo saben.